Buenas tardes letrad@s sentad@s,
En esta entrada semanal, nos alejaremos un poco de la vertiente técnica del derecho para ahondar en lo que respecta a las habilidades técnicas que un jurista debe contemplar durante su carrera profesional. Así pues, hoy hablaremos sobre la PRECISIÓN de las palabras -la remarco porque será un calificativo importante durante el post- que debe tener nuestro lenguaje jurídico.
La línea evolutiva que viene desarrollando el mundo del derecho cada vez se acerca más a un mundo de síntesis, entendimiento y enriquecimiento de los textos emitidos. A modo de ejemplo, la Sra. Manuela Carmena, exmagistrada titular del JPI nº 19 de Madrid, en una entrevista en el programa de “La Resistencia” presentado por David Broncano en #0 de Movistar (min. 1.10), comentaba sobre la comprensión de sus sentencias, incluso llegando a equipararlas como “recetas” por su fácil legibilidad al momento de leerlas.
Eso mismo es lo que buscamos y, por eso, tiene tanta importancia la PRECISIÓN, dado que nos permitirá movernos con más soltura en nuestro mundo profesional, a la vez que nos hará mejorar en distintos aspectos comunicativos de nuestro día a día. Por ello, no debemos confundir este calificativo con resumir, porque este último nos puede llevar a obviar y omitir aspectos claves que queremos hacer llegar en nuestro juicio o conversaciones que tengamos con nuestros clientes. De esta manera, debemos marcarnos como meta u objetivo enriquecer nuestro vocabulario personal, hallando nuevas palabras que sean entendibles y que se asemejen a la realidad que queremos proyectar, para que nuestro receptor pueda entender lo máximo posible lo que pretendemos transmitirle.
Por ejemplo, de forma muy básica, podemos decir que:
“Tengo un asistente jurídico que empezará a escribir la propuesta inicial de acuerdo para las próximas semanas.”
Aunque suena bien y puede ser aceptable y viable perfectamente, en nuestro ejercicio de mejora podemos PRECISAR aún más nuestro mensaje y, buscar un rigor mayor en el mismo. Entonces podríamos dejarlo así:
“Mi pasante, en un plazo de 2 semanas, tendrá redactada la propuesta inicial de acuerdo.”
Apreciamos como la modificación del mensaje por palabras como pasante o concretar el plazo, aumenta la PRECISIÓN del texto que queremos emitir, a la vez que ahorramos palabras para decir lo mismo, hecho que nos ayuda a economizar el uso del tiempo.
Estas distintas claves, no solo forman parte mi propio análisis, sino que durante el Máster de Acceso a la Abogacía, en la asignatura de “Habilidades técnicas del Abogado” impartida por un gran referente en estas aptitudes, el Sr. Jordi Estalella del Pino, el cual ostenta una larga experiencia en el sector jurídico, me enseñó como conjugar estas aptitudes con el derecho. Además podréis ampliar vuestros conocimientos sobre estas aptitudes y habilidades dentro del libro de “El Abogado Eficaz- Cómo convencer, persuadir e influir en los juicios” escrito por el mismo profesor y escritor antes referido.
“Una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras sino cien pensamientos”
A raíz de esta oración expuesta por el Sr. Jules Henri Poincaré, un prestigioso polímata (matemático, físico, científico, teórico y filósofo de la ciencia) francés que demuestra y corrobora una gran verdad sobre lo explicado hoy en el post, me agrada recordar un ejemplo clave e histórico sobre el beneficio y ventajas que tiene el hecho de PRECISAR nuestros argumentos.
Así, advertimos -lo que para mí en ejemplos se traduce en PRECISIÓN– el reconocido discurso de Gettysburg emitido por el Sr. Abraham Lincoln, en la dedicatoria del cementerio nacional de los soldados en la ciudad de Gettysburg (Pensilvania) -de ahí la denominación del discurso- con fecha de 19 de noviembre de 1863, justo 4 meses y medio después de que finalizara la Batalla de Gettysburg durante la Guerra Civil Estadounidense.
Ese mismo día, la participación de Lincoln era totalmente secundaria a los otros actores que participaron. De hecho, el discurso que pretendía ostentar un gran reconocimiento y popularidad tendría que haber sido el pronunciado por el Sr. Edward Everett, un gran político, diplomático y prestigioso orador que en ese mismo acontecimiento llevó preparadas 13.609 palabras de discurso que se tradujeron en 2 horas de este. En contraposición, el discurso de Lincoln -el cual aceró su mensaje hasta minutos antes de salir de su coche- contenía 272 palabras, resumidas en 10 oraciones y con un gasto temporal de 2-3 minutos.
Actualmente, este discurso se sigue pronunciando por los estadounidenses para celebrar su conmemoración, además que el mensaje se adaptó por distintos países como pilares básicos de la política. ¿Os suena la frase de “el Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra”? Pues a punto de cumplir 160 años de ese discurso, en nuestra política actual aun se sigue usando literal o parafraseado el mensaje que pronunció el Sr. Abraham Lincoln.
Concluyendo, podemos acogernos al claro ejemplo de PRECISIÓN que aplicó Lincoln economizando el tiempo en 1 hora y 57 minutos y en 13.337 palabras menos que su compañero y prestigioso Everett. De igual manera debemos aplicarlo en nuestro desempeño profesional, es decir, trabajar, mejorar y buscar como hacer entender nuestro argumento a la persona que tenemos enfrente, sin importar que sea otro jurista, juez o cliente. Lo importante es enriquecer el argumento e intentar asemejarlo lo máximo posible a la realidad que queremos describir, es decir, PRECISAR el mensaje o argumento que queremos transmitir.