La técnica de las autoafirmaciones

Buenas tardes letrad@s sentad@s,

En nuestra entrada semanal pasaremos a exponer una de las técnicas comunicatives que pueden usarse en mediación, abogacía o en el seno de cualquier resolución de un conflicto. Concretamente, trataremos las “Autoafirmaciones” como mensajes asertivos durante la etapa de solución de cualquier controversia o como forma de emplearse durante el transcurso de una negociación.

¡¡VAMOS ALLÁ!!

Cuando nos encontramos como facilitadores de un conflicto es lógico que todas las técnicas que puedan ayudar a las partes serán cruciales, es por eso por lo que las autoafirmaciones permiten poder decir al otro actor lo que uno piensa, sin tener que ser agresivo u ofensivo en ello, y eso permitirá pacificar el problema en aras a salvaguardar las relaciones y conseguir la resolución del propio conflicto.

Además, creo personalmente que no solo se debe recurrir a esta técnica una vez ya exista el problema, sino que es bueno poder practicarlos en nuestro día a día como instrumento de comunicación, dado que ello permite convivir en un escenario mucho más afectuoso y bondadoso que si lo hacemos dentro de una esfera de culpabilidad o con ánimo de atacar a los demás.

En síntesis, una frase autoafirmativa nos permitirá exponer nuestro propio punto de vista sobre una situación, un tema o simplemente expresar lo que uno desea sin considerar a la persona que tenemos enfrente como contrincante. Por eso, esta forma de expresarse evita que la otra persona se ponga a la defensiva.

En este sentido, un libro muy recomendable y que fue pionero en la construcción de las autoafirmaciones es el de los autores H. Cornelius y S. Faire denominado “Tu ganas/Yo gano” de 1995 donde exponen que:

«…construir una oración autoafirmativa es como mezclar los ingredientes para una comida: si empleas la receta es más probable que comiences bien desde el principio.»

La referida receta de la que hablan se compone de 3 ingredientes indispensables que son:

1.- ACCIÓN

2.- RESPUESTA

3.- RESULTADO

De lo anterior me gustaría destacar algunas de las técnicas asertivas que considero de mayor relevancia:

·Hablar en primera persona: Ello implica opinar, aportar ideas o expresar argumentos sin tener que hablar en nombre de otras personas. En este sentido podemos decir “Según mi punto de vista esto debería ser de otra forma…”

·Lenguaje positivo: Como se intuye del propio título debemos alejarnos de todo vocabulario ofensivo, provocativo o de carácter inculpador. Para conseguir este objetivo el uso de frases neutras hará que la conversación sea conducida por cauces más favorables y positivos. A modo de ejemplificar para indicar los errores que ha cometido alguien podemos decir “Te has equivocado en los apartados 2º y 3º pero los restantes están perfectos.”

·Aserción negativa: Un camino para mostrar que nos responsabilizamos de nuestros errores, pero sin infravalorarnos. Por ejemplo, “Sé que no está ordenado de la mejor manera, por lo que ¿me enseñarías a hacerlo mejor?”

De todo lo detallado, podemos concluir que las autoafirmaciones pueden ser muy útiles para abrir el diálogo, facilitar que fluya la comunicación entre las partes e incluso encontrar soluciones concretas o conseguir la resolución de algunos conflictos. Asimismo, el carácter asertivo se puede aplicar de diferentes formas según el contexto, la relación con la otra persona, el nivel en el que se encuentra el propio conflicto, entre muchos otros extremos.


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